17 de marzo de 2016

16 de marzo de 2016

Pregaria a la Virgen en Cuaresma


 

Dame tu mano, María, la de las tocas moradas;
clávame tus siete espadas en esta carne baldía.
Quiero ir contigo en la impía tarde negra y
amarilla.
Aquí, en mi torpe mejilla, quiero ver si se retrata
esa lividez de plata, esa lágrima que brilla.
¿Dónde está ya el mediodía luminoso en que
Gabriel, desde el marco del dintel, te saludó: "Ave,
María"? Virgen ya de la agonía, tu Hijo es el que
cruza ahí.
Déjame hacer junto a ti este augusto itinerario.
Para ir al monte Calvario cítame en Getsemaní.
A ti doncella graciosa, hoy maestra de dolores,
playa de los pecadores, nido en que el alma
reposa, a ti te ofrezco, pulcra rosa, las jornadas de
esta vía.
A ti, Madre, a quién quería cumplir mi humilde
promesa.
A ti, celestial princesa, Virgen sagrada María.
Amén.

15 de marzo de 2016

Dolor...redención y santificación


 

Creo que otorgó Dios el dolor al hombre con designios de amor y de misericordia.
Creo que Cristo Nuestro Señor ha transformado, santificado y casi divinizado el dolor.
Creo que el dolor es para el alma el gran cooperador de la redención y la santificación.
Creo que el dolor es fecundo tanto, y aún más, a veces, que nuestras palabras y obras; y más poderosas han sido para nosotros y más eficaces a los ojos de su Padre, las horas de la Pasión de Cristo que los años de su predicación y de su apostolado en la tierra.
Creo que entre las almas, las de este mundo, las que expían (en el purgatorio) y las que ya han alcanzado la verdadera vida, circula inmensa y no interrumpida corriente, hecha de sufrimientos, de los merecimientos del amor de esas almas; creo que nuestros más íntimos dolores, nuestros más fáciles esfuerzos pueden, por la intervención divina, alcanzar hasta las almas más queridas, próximas o lejanas e influir en ellas llevándoles luz, paz y santidad.
Creo que en la eternidad hallaremos a aquellos que han soportado y abrazado la Cruz y que sus sufrimientos y los nuestros irán a perderse en el infinito amor divino y en las alegrías de la definitiva reunión.
Creo que Dios es amor y que, en sus manos, el dolor no es más que un medio de que se vale su amor para transformarnos y salvarnos.
Creo en la comunión de los Santos, la resurrección de la carne y la vida perdurable.


Amén!

Día tras día...

Día tras día, mi Señor,
te voy a pedir tres cosas:
verte más claramente,
amarte más tiernamente
y seguirte más fielmente.
Día tras día, día tras día, Señor...


Amén 

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BENDICIONES!

Prende tu luz


Que los acontecimientos a gran escala no te hagan perder la atención al hecho de que en los pequeños detalles es donde se libra la batalla del odio contra el amor en nuestra vida diaria...
Y de que lo que sucede en nuestros corazones es lo que se refleja
en el mundo exterior...

Poco puedes hacer para que se detengan las bombas en las guerras
pero mucho para que mejore la armonía en tu hogar...

El amor alienta, el odio abate
el amor sonríe, el odio gruñe
el amor atrae, el odio rechaza
el amor confía, el odio sospecha
el amor enternece, el odio enardece
el amor canta, el odio espanta
el amor tranquiliza, el odio altera
el amor guarda silencio, el odio vocifera
el amor edifica, el odio destruye
el amor siembra, el odio arranca
el amor espera, el odio desespera
el amor consuela, el odio exaspera
el amor suaviza, el odio irrita
el amor aclara, el odio confunde
el amor perdona, el odio intriga
el amor vivifica, el odio mata
el amor es dulce, e odio es amargo
el amor es pacífico, el odio es explosivo
el amor es veraz, el odio es mentiroso
el amor es luminoso, el odio es tenebroso
el amor es humilde, el odio es altanero
el amor es sumiso, el odio es jactancioso
el amor es manso, el odio es belicoso
el amor es espiritual, el odio es carnal
el amor es sublime, el odio es triste
el amor es servicio, el odio es egoísmo

NO MALDIGAS LA OSCURIDAD...
¡MEJOR PRENDE TU LUZ!


 

14 de marzo de 2016

La falsa seguridad humana

La vulnerabilidad va intrínsecamente ligada a nuestra naturaleza humana. Pero de la debilidad es de dónde se obtienen grandes enseñanzas.
En las épocas en las que me encuentro más frágil, quebradizo, necesitado, débil, y pobre es cuando en la oración obtengo más frutos porque mi corazón es más receptivo, está más abierto a la misericordia de Dios. En estos momentos, el mensaje de Cristo se hace más vivo, más presente y su Palabra me ilumina con mayor intensidad. En la súplica siento que Dios me escucha con más fuerza pese a la debilidad de mi voz. Y desde la pobreza y la debilidad, desde el dolor y el sufrimiento, siento la caricia amable del Dios que me ama.
Sin embargo, en los momentos de fortaleza, de éxito, cuando obtengo logros inesperados que pongo en el zurrón de mis méritos personales, cuando me invade una seguridad aparente y mis actitudes no son sencillas y humildes algo le pesa al corazón.
En definitiva, es en los momentos de pobreza interior en las que los momentos de sensibilidad son más grandes y me dejó arrastrar por la misericordia de Dios, es donde en realidad más fortalecido me siento.
En apariencia es un contrasentido pero las circunstancias de mi vida me han llevado precisamente a darle un sentido profundo a la vida de gracia. A través de ella es más fácil quitarse la coraza de la falsa seguridad para ponerlo todo en manos de la providencia de Dios y en su infinita misericordia.
Dar este paso no siempre es sencillo porque la soberbia de corazón no siempre facilita las cosas pero en el camino de la oración, donde uno despoja todo su ser y toda su insignificancia, en el tu a tu con el Señor, uno se enfrenta al espejo de su pobreza. Y, desde ella, crece la seguridad de que uno está en el camino correcto. Sin embargo, esta firme en apariencia fértil necesita ser regada, abonada y cuidada para dar los frutos que de ella se espera. Y yo, por desgracia, no soy un buen agricultor que sabe cuidar bien de la tierra. Pero para eso están los sacramentos que son el abono de la vida espiritual, la oración de tantos que te ayudan a crecer y la actitud de uno que es el anhelo vivificante para mejorar.
Pero hay algo hermoso. Es en la conciencia de la debilidad donde uno encuentra la luz sobre sí mismo y rompe las cadenas de la falsa debilidad. Y desde la nada es más hermoso el encuentro personal con el Señor.
Se acerca la Pascua. En estos momentos es más clarividente la enseñanza de Cristo respeto a la debilidad humana. El Señor se hace más presente en todos sus discípulos en el momento en que no son nada más que huidizos hombres que huyen por miedo, temor, desesperanza, aflicción, sentimiento de abandono; en María Magdalena, que llora desconsolada porque nada comprende; en la santas mujeres, en María y Juan que lloran desgarrados de dolor al pie de la Cruz; en los discípulos de Emaús que caminan desanimados porque Cristo ¡les ha abandonado!
¡Qué pobreza la nuestra no comprender que en la debilidad, en las flaquezas, en las necesidades, en el dolor, en el sufrimiento, en las angustias, en los momentos de decaimiento y de desánimo es cuando uno más fuerte puede estar porque estos momentos son los grandes instantes en que el Señor manifiesta su gracia!

La falsa seguridad humana
¡Señor me complazco en Ti porque tu eres mi fuerza y mi salvación! ¡Y te doy gracias porque la contemplación del misterio de la Cruz me llena de esperanza! ¡Hazme, Señor, fuerte en la debilidad y débil en los momentos en los que me crea un pequeño Dios! ¡Y cuando mi fe flaquee, en los momentos de debilidad, cuando mis fuerzas mermen, cuando mis miedos se hagan presentes, cuando mis ansiedad me perturben, envía Tu Espíritu, Señor, para que mi corazón se llene de paz y de confianza en Ti! ¡Cuando mis actitudes me alejen de Ti, cuando mi corazón se muestre insensible, cuando mis seguridades me impidan acercarme a Ti, hazme pequeño Señor! ¡Ven siempre en mi auxilio, Señor de la Misericordia y del amor, para que siga siempre en el mismo camino de verdad! ¡Señor, aunque soy consciente de que siempre caminas a mi lado, de que moriste por mi en la Cruz para vencer al pecado, házmelo ver cada día para que no me acostumbre a verte crucificado! ¡Señor, escucha mis plegarias, concédeme la fortaleza para ser siempre pequeño, confianza para aceptar tu voluntad y fe para caminar con alegría, perdón y misericordia para amar más y más oración para sembrar tus semillas en mi corazón!

Oremos en todo momento!
Bendiciones!!!