29 de noviembre de 2014

Medjugorje...Ella todavía sigue allí...


La Virgen lleva casi 33 años apareciéndose en Medjugorje y ha dicho que estamos viviendo en un tiempo de gracia, el cual debemos aprovechar y pedir la gracia de la curación de nuestro corazón a Dios.
Afirma, además, que “son las últimas apariciones suyas para la humanidad”. Quizás por ello son tan largas y continuas.


 

Medjugorge...María nos sigue llamando a oírla!

Este Lunes 23 de septiembre cerca de las 9pm, en la casa en que vivió Vicka Ivankovic, la vidente de Medjugorje, durante su niñez, comenzó a iluminarse una estatua de la Virgen María.

Esto ha sido el centro de atención en Medjugorje y cientos de peregrinos han llegado a la casa de Vicka para ver la estatua de la Virgen que desprende luz. Todos quedan impresionados y sin palabras después de ver la estatua iluminada sin explicación alguna.


 
 

22 de noviembre de 2014

La anciana y sus semillas

Un hombre tomaba cada día el autobús para ir al trabajo. Una parada después, una anciana subía al autobús y se sentaba al lado de la ventana. La anciana abría una bolsa y durante todo el trayecto, iba tirando algo por la ventana. Siempre hacía lo mismo y un día, intrigado, el hombre le preguntó qué era lo que tiraba por la ventana.
- ¡Son semillas! - le dijo la anciana.
- ¿Semillas? ¿Semillas de qué?
- De flores, es que miro afuera y está todo vacío... Me gustaría poder viajar viendo flores durante todo el camino. ¿Verdad que sería bonito?.
- Pero las semillas caen encima del asfalto, las aplastan los coches, se las comen los pájaros... ¿Cree que sus semillas germinarán al lado del camino?
- Seguro que sí. Aunque algunas se pierdan, algunas acabarán en la cuneta y, con el tiempo, brotarán.
- Pero... Tardarán en crecer, necesitan agua...
- Yo hago lo que puedo hacer. ¡Ya vendrán los días de lluvia!

 La anciana siguió con su trabajo... Y el hombre bajó del autobús para ir a trabajar, pensando que la anciana había perdido un poco la cabeza. Unos meses después... yendo al trabajo, el hombre, al mirar por la ventana, vio todo el camino lleno de flores... ¡Todo lo que veía era un colorido y florido paisaje! Se acordó de la anciana, pero hacía días que no la había visto. Preguntó al conductor:
- ¿Qué hay de la anciana de las semillas?
- Pues, ya hace un mes que murió.
El hombre volvió a su asiento y siguió mirando el paisaje. - "Las flores han brotado, se dijo, pero ¿de qué le ha servido su trabajo?. No ha podido ver su obra". De repente, oyó la risa de una niña pequeña que señalaba entusiasmada las flores... ¡Mira papá! ¡Mira cuantas flores! ¿Verdad que no hace falta explicar mucho el sentido de esta historia? La anciana de nuestra historia había hecho su trabajo y dejó su herencia a todos los que la pudieran recibir, a todos los que pudieran contemplarla y ser más felices. Dicen que aquel hombre, desde aquel día, hace el viaje de casa al trabajo con una bolsa de semillas. Está reflexión está dedicada a todos aquellos maestros, educadores,catequistas, profesionales de la enseñanza, que, hoy, más que nunca, no pueden ver cómo crecen las semillas plantadas, las esperanzas sembradas en el corazón, sobretodo, de los adolescentes que llenan sus clases. Y como los padres son, o deberían ser, los grandes educadores, también está dedicada a ellos. Porque... Educar es enseñar caminos. 


 

20 de noviembre de 2014

Cuando estemos viejos...

Cuando estemos viejos y se nos achique el paisaje en los ojos. Y el sol del invierno se nos ponga flojo, y nos cachetee la cara el espejo. Cuando estemos viejos y tiemblen mis manos al tomar las tuyas. Y nos falte el llanto, la risa y la bulla, de estos tres diablillos que ya estarán lejos. Cuando estemos viejos... cuando estemos solos... cuando no haya nada y nos duela todo. Cuando sólo exista la casa vacía y anden en silencio tu sombra y la mía. Nos querremos tanto que nuestro cariño llenará la ausencia de estos tres diablillos. Cuando estemos viejos yo te lo prometo compañera mía, serán nuestros años plenos de dulzura, serán nuestras horas llenas de alegria. Andaremos juntos, viejitos inquietos, las cuatro estaciones de un mundo de nietos Y verás, mi vida, que miente el espejo pues seremos novios cuando estemos viejos... y seremos novios... cuando estemos viejos...

 

17 de noviembre de 2014

Si el Señor...

 


Si el Señor hubiera (¿hubiera?) tenido que predicar este Evangelio al mundo actual, al hombre de hoy, a nuestro entorno, a nosotros mismos, seguramente el libre y grácil fluir de sus gestos y verbas se hubiera (¿se hubiera?) atascado con escollos, con mil escollos, con que el oyente interlocutor interceptaría —e interrumpiría— la parábola. Y no una vez, sino mil.
Muy de entrada, con los primeros bellos compases sinfónicos nomás —un Amo llamó a sus siervos y les confío sus bienes— saltaría la molesta y chirriante voz del valentón y engreído enano matón: ¡objeción, su señoría! ¿Qué es eso de “Amo”? ¡Qué amo ni amo! Esa es una visión de Dios imperialista y patriarcal, despótica y dominante! El dios genuino es un tipo macanudo, un tipo fenómeno, un amigazo incapaz de matar una mosca; mucho menos, de ponerse en amo y señor… ¿Y qué es eso de “sus” bienes? ¿Eh? ¿Sus? ¡Qué sus ni sus! ¡Son nuestros bienes! Todo cuanto somos y tenemos (aunque reconozcamos que son re-ga-lo de Dios) justamente por eso mismo son nuestros, no suyos. ¡Por favor! ¡De dónde sacaron a este parabolero de cuentos medievalistas!

Pero el Señor, haciendo caso omiso, procurará avanzar: a uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno. ¡Objeción!!! —gritará con amanerada estridencia y estirado índice, el defensor de El Hombre y de Lo Humano—. ¿Usted nos está tomando el pelo? ¿Qué dios es ese incapaz de una justicia tan elemental y básica como lo es dar a todos por igual? ¡Usted está haciendo apología de la desigualdad, usted vindica la discriminación, —y con timbre creciente en volumen y agudeza—: ¡usted, en nombre de la religión, humilla al intocable Hombre-Sabio-Sabio sembrando diferencias entre ellos! ¡Cuando nuestro mayor honor, nuestra máxima dignidad consiste justamente en que somos todos iguales! ¡Iguales entre nosotros e iguales ante dios!

Pero una vez más, el Señor, como pasando entre medio de los chirridos, avanzará hidalgo con su parábola: el que recibió cinco devolvió diez y el Amo dijo a su esclavo: has hecho bien, has hecho lo que te correspondía, siervo fiel en lo poco… ¡OBJECIÓNNNN!!!! ¡Esto sí que es un atropello, un abuso, un crimen de lesa humanidad! ¡No sólo no alcanza devolver lo mismo recibido, sino que doblándole el patrimonio al patrón explotador, de éste no sólo no recibe una comisión (¡ni una miserable comisión!!!) sino que tiene que aguantar el cínico y lacónico comentario de que no hizo más que lo que le correspondía hacer! ¡Esto es monstruoso!

Con Voz calma, agregará el Señor: y al que recibió uno solo y lo devolvió tal cual lo recibió será retado severamente y expulsado afuera. Cual gastadas pastillas de freno de micro destartalado espetará el insufrible enano: ¿retado y expulsado? ¿Y a “eso” llaman después misericordia, eh? Peroporfavor! ¿Y ese es un dios inclusivo, un dios que no deja afuera a nadie, que no juzga a nadie y lo perdona todo? ¡Perdona deudas millonarias y no va a “perdonar” que se le devuelva el monto exacto recibido inicialmente! ¿De dónde sacaron a este embaucador, vendedor de dioses obsoletos y perimidos? ¡No me interesa escucharte más! ¡Sáquenlo de aquí!

Y la Voz calma rematará: y allí afuera habrá gritos y rechinar de dientes.
Un discípulo sentado delante de todo, osó tímidamente hacerle la pregunta: Maestro, ¿qué es eso del rechinar de dientes? A lo cual el Señor, extendiendo su inmenso Brazo hacia el enano chirrión, responderá: ¿acaso no lo han escuchado desde que inicié mi parábola?
 

Hay que saber mirar eh? jaja!

13 de noviembre de 2014

Desde Medjugorje

"Soy una Madre que los comprende. He vivido su vida y he experimentado sus sufrimientos y alegrías. Ustedes que viven el dolor, comprenden mi dolor y sufrimiento por aquellos hijos míos que no permiten que los ilumine la luz de mi Hijo, por mis hijos que viven en la oscuridad. Por eso los necesito a ustedes, a ustedes que han sido iluminados por la luz y que han comprendido la verdad". Mensaje 2/11/2014

 

Bendiciones!

Estás ahí por mí...






 Hoy te quiero contar Jesús Amigo, que contigo estoy feliz
Si tengo tu amistad lo tengo todo, pues estas dentro de mí
Después de comulgar me haces como Tú, me llenas con tu paz.
En cada pedacito de este Pan, completo estas y así te das.
Estas ahí por mí, porque conoces, que sin ti pequeño soy;
De ahora en adelante, nada nos separará, ya lo veras.

Ven conmigo a todas partes...



Bendiciones!!!

7 de noviembre de 2014

6 de noviembre de 2014

El amor...

Mucho hemos escuchado del amor. Es de esas realidades que experimentamos en la vida, y al mismo tiempo tenemos dificultad de explicar. Lo describimos como un sentimiento maravilloso, un movimiento que sacude al corazón, una sensación general de no sé qué… todo esto es cierto. Pero hay más.
El AMOR, en el fondo, es una DECISIÓN voluntaria. Es un esfuerzo que escoge amar. Por eso la Madre Teresa repetía con insistencia que el amor, para que sea auténtico, debe costarnos. Es precisamente cuando nos cuesta que comenzamos a amar de verdad. La imagen es muy sugestiva: no se puede subir en la escala del amor, del corazón, sin un ejercicio constante que nos fortalezca en el amor.
 
Es así que el AMOR es el motor que nos lleva a darnos por completo a Dios. Un amor que se comprueba real hasta que duele, porque si duele es buena señal. De lo contrario, nuestro amor es como un castillo de arena acechado constantemente por la marea de nuestro egoísmo y sensualidad, que más temprano que tarde se desmorona.
Hoy que tengas tu momento de oración pídele a Dios que te enseñe a amar de verdad, que te permita elegir siempre el camino del amor, aun en medio del dolor, para perseverar por el buen camino de la fe que conduce al ABANDONO.

Benciciones!!!

3 de noviembre de 2014

San Martín de Porres





Nació en la ciudad de Lima, Perú, el día 9 de diciembre del año 1579. Fue hijo de Juan de Porres, caballero español de la Orden de Calatrava, y de Ana Velásquez, negra libre panameña.

Martín es bautizado en la iglesia de San Sebastián, donde años más tarde Santa Rosa de Lima también lo fuera.
Son misteriosos los caminos del Señor: no fue sino un santo quien lo confirmó en la fe de sus padres. Fue Santo Toribio de Mogrovejo, primer arzobispo de Lima, quien hizo descender el Espíritu sobre su moreno corazón, corazón que el Señor fue haciendo manso y humilde como el de su Madre.
A los doce Martín entró de aprendiz de peluquero, y asistente de un dentista. La fama de su santidad corre de boca en boca por la ciudad de Lima.
Martín conoció al Fraile Juan de Lorenzana, famoso dominico como teólogo y hombre de virtudes, quien lo invita a entrar en el Convento de Nuestra Señora del Rosario.
Las leyes de aquel entonces le impedían ser religioso por el color y por la raza, por lo que Martín de Porres ingresó como Donado, pero él se entrega a Dios y su vida está presidida por el servicio, la humildad, la obediencia y un amor sin medida.
San Martín tiene un sueño que Dios le desbarata: "Pasar desapercibido y ser el último". Su anhelo más profundo siempre es de seguir a Jesús. Se le confía la limpieza de la casa; por lo que la escoba será, con la cruz, la gran compañera de su vida.
Sirve y atiende a todos, pero no es comprendido por todos. Un día cortaba el pelo a un estudiante: éste molesto ante la mejor sonrisa de Fray Martín, no duda en insultarlo: ¡Perro mulato! ¡Hipócrita! La respuesta fue una generosa sonrisa.
San Martín llevaba ya dos años en el convento, y hacía seis que no veía a su padre, éste lo visita y… después de dialogar con el P. Provincial, éste y el Consejo Conventual deciden que Fray Martín se convierta en hermano cooperador.
El 2 de junio de 1603 se consagra a Dios por su profesión religiosa. El P. Fernando Aragonés testificará: "Se ejercitaba en la caridad día y noche, curando enfermos, dando limosna a españoles, indios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor". La portería del convento es un reguero de soldados humildes, indios, mulatos, y negros; él solía repetir: "No hay gusto mayor que dar a los pobres".
Su hermana Juana tenía buena posición social, por lo que, en una finca de ella, daba cobijo a enfermos y pobres. Y en su patio acoge a perros, gatos y ratones.
Pronto la virtud del moreno dejó de ser un secreto. Su servicio como enfermero se extendía desde sus hermanos dominicos hasta las personas más abandonadas que podía encontrar en la calle. Su humildad fue probada en el dolor de la injuria, incluso de parte de algunos religiosos dominicos. Incomprensión y envidias: camino de contradicciones que fue asemejando al mulato a su Reconciliador.
Los religiosos de la Ciudad Virreinal van de sorpresa en sorpresa, por lo que el Superior le prohíbe realizar nada extraordinario sin su consentimiento. Un día, cuando regresaba al Convento, un albañil le grita al caer del andamio; el Santo le hace señas y corre a pedir permiso al superior, éste y el interesado quedan cautivados por su docilidad.
Cuando vio que se acercaba el momento feliz de ir a gozar de la presencia de Dios, pidió a los religiosos que le rodeaban que entonasen el Credo. Mientras lo cantaban, entregó su alma a Dios. Era el 3 de noviembre de 1639.
Su muerte causó profunda conmoción en la ciudad. Había sido el hermano y enfermero de todos, singularmente de los más pobres. Todos se disputaban por conseguir alguna reliquia. Toda la ciudad le dio el último adiós.
Su culto se ha extendido prodigiosamente. Gregorio XVI lo declaró Beato en 1837. Fue canonizado por Juan XXIII en 1962. Recordaba el Papa, en la homilía de la canonización, las devociones en que se había distinguido el nuevo Santo: su profunda humildad que le hacía considerar a todos superiores a él, su celo apostólico, y sus continuos desvelos por atender a enfermos y necesitados, lo que le valió, por parte de todo el pueblo, el hermoso apelativo de "Martín de la caridad".

Oh! hermosas esposas de Cristo...

Benditas sean! como las quiero!


Ruega por nosotros Sta.Teresa!

Dios sabe lo que es mejor...



Parece que a veces todo se destruye alrededor,
lloramos, vemos llorar a los hijos o a las hijas...
pero el Señor sabe qué es lo mejor,
sabe porqué deben ocurrir ciertas cosas.
y todo lo prepara para nuestro bien.
Confiemos!!!
Amén!
Bendiciones!