30 de enero de 2015

Dame calma Señor...

Déjame sentir la honda paz presente
en cada experiencia, la armonía de vivir.
Dame calma, Señor, de manera que pueda
entrar en la honda paz dentro de mi corazón.
Dame paz de manera que vea la bendición
escondida en todas las cosas.
Guárdame de palabras ociosas y vanas fantasías.
Calma la carrera de mi mente para que mis
pensamientos tengan la claridad y movimiento
fácil del fresco aire que respiro. Busco la
serenidad de un lago tranquilo, la fuerza de
un roble, el incambiable sólido poder de
las montañas.
Dame calma, Señor, para que pueda emplear
tiempo en gozar la paz, en la belleza que
has creado a mi alrededor.
Necesito tiempo para pensar, tiempo para
considerar soluciones a problemas;
tiempo para confortar mi interno ser y mi
vida en amor y divino orden.
Dame calma, Señor, es mi oración,
y mientras oro, siento que me aquieta
tu presencia, siento la suavidad de
tu mano en la mía. Estoy tranquilo,
estoy quieto, estoy en paz.
Gracias, Padre, que me oíste...
y yo se que siempre me oyes.

Amén

Niña rezando


Bendiciones!!!

26 de enero de 2015

No me dejes nunca!!!


Te ruego, Jesús mío, que no me dejes, porque me perderé.
Que persevere siempre en tu amor.
Que estés siempre conmigo, sobre todo cuando esté en peligro de pecar, y en la hora de mi muerte.
Que no permitas que jamás me aparte de Ti.
Que sepa padecer con resignación por Ti.
Que no me preocupe sino de amarte.
Que ame también a mis prójimos.
Que ame mucho a los pecadores.
Que ame mucho a los pobres y a los enfermos.
Que ame mucho a las almas del Purgatorio. Que saque muchas almas del Purgatorio con mis obras, que te las ofrezco a este fin.
Que ampares a tu Iglesia.
Al romano Pontífice, tu Vicario visible en la tierra.
A los Prelados y a los Sacerdotes.
A los Religiosos y Religiosas.
A los que mandan en tu nombre.
A los que gobiernan nuestra nación
A nuestra querida patria.
A mis amados parientes y allegados.
Que pagues a mis bienhechores
Que favorezcas a los que ruegan por mí.
Que bendigas a los que me miren con indiferencia y no me quieran.
Que trabaje mucho por Ti hasta la muerte.
Que me concedas una muerte santa.
Que diga al morir: ¡Jesús, Jesús, Jesús!
Que me lleves al cielo cuando muera.
Amén.