23 de septiembre de 2014

Romanos 8, 35 (Pdre.E.Meana)

¿La aflicción? ¡No nos separará de tu amor!
¿La angustia? ¡No nos separará de tu amor!
¿La persecución? ¡No nos separará de tu amor!
¿El hambre? ¡No nos separará de tu amor!
¿La desnudez? ¡No nos separará de tu amor!
¿El peligro? ¡No! ¿La espada? ¡No!
¿Quién podrá apartarnos, oh Cristo, de tu amor?

¡Oh... he visto el rostro de la muerte!.
¡Ella golpeó mi puerta, ella nos buscaba!
¡Pero en tu nombre, oh Jesús, vencemos!
¡Y de tu amor, ya nada, nada, nada nos separa!



Amén!

 

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