Entonces lo aplicamos de igual manera para el alma. Necesita recibir el Cuerpo de Cristo en la celebración de la Eucaristía (Misa), para que El nos fortalezca cada día.
Cuando el sacerdote está en el altar, está representando a Jesús, y es realmente El, el que nos da su Cuerpo en la comunión.
No dejemos de hacerlo, se va apagando esa luz que llevamos dentro desde el día de nuestro bautismo, y lo peor es, que quizás no nos damos cuenta...
Si no podemos acudir a la misa por enfermedad u otra situación grave, siempre podemos solicitar a la parroquia más cercana la comunión. El sacerdote irá personalmente o enviará a uno de los Ministros de la Eucaristía.

Y tú amigo, amiga, recibes a Cristo?
Tu alma está fortalecida?
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