A Ti que viviste como ninguna otra criatura la soledad de la intimidad más plena con el Señor Jesús.
A Ti que engendraste y asististe con maternal amor a la Iglesia naciente, confiamos todas las vocaciones de esta Iglesia, para que anuncien, hoy como entonces, a todas las gentes que Cristo Jesús es el Señor, en el Espíritu Santo, para gloria de Dios Padre. Amén!

No hay comentarios.:
Publicar un comentario