¡Cómo! ¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?
Creedme: cuando la muerte venga a romper tus ligaduras, como ha roto las que a mí me encadenaban, y cuando llegue el día, que Dios ha fijado y conoce, y tu alma venga a este Cielo en el que te ha precedido la mía, ese día volverás a verme... Sentirás que te sigo amando, que te ame y encontrará mi corazón con todas sus ternuras purificadas. Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis, feliz ya no esperando la muerte sino avanzando contigo, que te llevare de la mano por los senderos nuevos de la luz y de la vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás. Enjuga tu llanto y no llores si me amas.
San Agustín
Esto siempre me ha gustado mucho.
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